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miércoles, 11 de agosto de 2010

Vos no conoces este espacio y probablemente nunca leas estas palabras, las que no paran quemarme. Te juro que me consumen. Tal vez, como dicen algunos, estoy vacía. Pero tengo que decirte que todo lo que no tengo de amor lo tengo de conciencia y si estoy escribiendo ahora es porque se que hoy la almohada no tiene buenas cosas para decirme.
¿Y cuál es el siguiente paso? No se. Y cambio de tema. ¿Y por qué haces esto? Me defiendo, apunto y ataco. Entonces ya nadie pregunta, cómo a mi me gusta.
ES como un dilema. Una parte de mi no para de odiarme por arpía y abandonadora. Pero pensalo un minuto: ¿Podes culparme por no saber amar?  Quizás mi única culpa es tener tanta culpa ensima.
Suele ser desesperante... Yo no elijo no querer ni extrañar, yo no elijo que no me importe. sin embargo a la hora de reproches siempre, siempre soy culpable.
¿Nunca se preguntaron por qué el lobo es el malo del cuento? A ver, analicemos: Caperucita era una pendejita sabelotodo, que se creía buena persona porque iba a visitar a su abuela que vivía sola... Si ese bosque era tan peligroso ¿Por qué su mamá y ella no se llevaron a la vieja a  su casa? ¿ Por qué no le pusieron una chica que la cuidara las 24 hs? ¡Yo se! Porque tanto ella como su madre estaban esperando que muriera la pobre para quedarse con su herencia. Pero claro, eso el cuento no lo dice. Siempre habla del lobo malo que hizo esto y que hizo aquello. Es más, lo mataron por haber comido a una persona, olvidándose que los lobos son carnívoros. Y asi murió el desgraciado. Ese día y todos los que siguieron sus hijitos no comieron nada, entonces su familia murió de hambre. Y no tuvieron sepultura, y por los siglos de los siglos nadie se acordó de todo lo bueno que había hecho el lobo. Suele pasarme, en la vida real yo siempre soy el lobo.

Acabo de tener una revelación. No se si era la mejor  que podía sacar pero creo que ahora voy a dormir muy tranquila.

MB.

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