Para poder entender lo que pasaba, primero fueron necesarios varios intentos de entablar  una conversación coherente. Me reía porque estaban todos locos hasta que entendí que yo también lo estaba.
Trataba de traer a los demás a mi frecuencia pero me perdía porque todo era muy grande, me sobrepasaba.
Me dieron el teléfono, me rescaté por unos segundos, pedí silencio mas de diez veces, di un par de indicaciones absurdas y tuve que cortar: era en vano aparentar porque la realidad era que no me importaba pertenecer a la realidad.
Besos, los mas suaves; risas, descontroladas y baile para existir. Todavía recuerdo haberme tocado el pecho y sentir que era un parlante. Todavía recuerdo haberme tocado el pecho y sentir como se me llenaba la mano de pintura fosforescente. Brillábamos y bailábamos al igual que Guetta que levantaba sus manos llamando a la multitud.
De las noches locas, si las hubo, esta es la q me dejará  las mejores memorias. Todavía me veo yo, como en una película, con las pupilas al mango andando por los campos de crema. ¿Qué mas podría pedir?

MB.