Desde chica comprendí a las almas desanimadas. Ellas duermen y miran la novela porque en esos espacios pueden ser quienes desean ser. Y la realidad, bueno, esa es su realidad. Lo demás, lo cotidiano es simplemente el obstáculo que deben atravesar para llegar a la maquina de sueños. Una amiga siempre dice "Cuando llegamos a la cama somos todos Steven Spielberg" y no nos culpo. Recién toqué una canción con acordes felices y le inventé en mi cabeza, una historia multicolor. ¿Sería capas, alguien, de tirarme la primera piedra, cuando comprenda que a pesar de los obstáculos, estoy acá, en la maquina de sueños , riendo una vez más?
Merecemos un premio, nosotros, campeones, que seguimos mirando películas de amor y nos torturamos sabiendo que nuestra realidad nunca será así. Frente a aquellos que deciden olvidar, estamos quienes todavía no perdimos el alma. Y aunque, repito, las nuestras estén desanimadas, son puras y sinceras. Almas que pasan la vida soñando un futuro mejor.
Pareciera que hay momentos en los que nos parecemos (o al menos sentimos que nos parecemos, cosa más linda) aunque sea un poquito a esas bellas historias, y ahí es cuando el alma se prende de nuevo.
ResponderEliminarSería como un pequeño premio de la vida, muy chiquito a comparación de las películas por cierto, que lo tomamos y lo levantamos como si fuese el más lindo y único de todos.