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viernes, 5 de agosto de 2011

Ya no me como las uñas, sueño frecuentemente con una persona que con suerte me conoce, tengo ganas de quedarme en casa y es viernes, vengo sosteniendo con estabilidad mi estado de ánimo, no odio tanto, no quiero tampoco y no hay nada que pueda extrañar...


¿Quién lo diría, no?


Puedo decirlo: no mentía cuando, en un estado casi inconsciente, prometí volver a ser la que alguna vez había sido. Me llama la atención la forma en que mi cuerpo me dice "Basta". Cuando el asunto se pone intenso, me transforma en una criatura que todo se lo devora hasta que muere, por fin, de sobredosis. Mata la gula, mata las ganas.

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 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.


                                                                              Genesis 3; 1-5

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