El amor es un arte, es el dulce sabor de levantarse sabiendo que la vida al fin tiene un sentido.
De vez en cuando me enamoro de algún imposible o juego a la bella y la bestia porque es el amor el que me mantiene viva. Solía ser tarea frustrante la de no poder sacar de mi cabeza a señor que andaba de turno, pero entonces encontré el equilibrio perfecto cuando empece a fijarme en esos amorcitos que me daban de que hablar. Lo divertido llegó al darme cuenta que cuanto mas ensayaba con ellos, mas entendía sobre el amor. Hubo hombres a quienes ame, hubo hombres, también, que me quitaron el aburrimiento de un mes de agosto plagado de madrugadas de 7°c.
me gustaría explicar cuan enamorada me encuentro ahora, pero me resulta difícil. Sin labios que se besan, sin manos que se tocan, sin respiraciones agitadas. Simplemente un Hola y un chau que me hacen pensar que estoy en una novela antigua. Será por mi adicción a este tipo de libros o por mi naturaleza romántica que me hace feliz el hecho de saber que para amar no hay que ser dueño. Y es por eso que yo me especializo en su analisis, lo conozco bien, oh sí, mi vista se ha agudizado para reconocerlo a metros y metros de distancia. Se que de vez en cuando, cuando se aburre, se prende un pucho mientras me mira fijo y se rie mostrando todos sus dientitos blancos y que se pone nervioso cuando llego porque en el fondo sabe, que él es el mas capas de enamorarme.
Y como dije antes, es dificil que alguien lo entienda, porque para mi no es acecho sino arte. El arte del amor que mezcla la vanidad de las miradas y la simpleza de las sonrisas. Es el arte de enamorarse sin esperar nada a cambio, simplemente su confirmación de asistencia y a disfrutar la película.